¿Te has preguntado alguna vez en qué basas la elección de los alimentos que comes cada día? La autora nos da pistas para tomar conciencia de ello y poder actuar en consecuencia.
Seguramente podríamos encontrar infinidad de criterios, pero la mayoría de las veces nuestra elección está condicionada por costumbres familiares o culturales, aunque también puede estar determinada por el momento fisiológico concreto en que nos encontremos (embarazo, lactancia, enfermedad, práctica de algún deporte, etc.), por el hecho concreto de estar siguiendo algún tipo de dieta para perder o ganar peso, o porque estamos acostumbrados a ciertas marcas y productos que vemos anunciados, y podríamos seguir…
Para poder establecer un vínculo sano con lo que comporta el acto de comer, es importante plantearse por qué escogemos lo que escogemos cuando vamos a comprar y entender bien cuál es nuestra relación con los alimentos que consumimos.
Además de ser un acto social y placentero del que disfrutamos con familiares y amigos, comer es una necesidad fisiológica básica y, además, puede llegar a ser un potenciador de buena salud y un modo de prevenir ciertas enfermedades.
Los alimentos nos aportan los nutrientes que necesitamos para el buen funcionamiento del organismo; este proceso se denomina nutrirse y, por lo tanto, la nutrición comprende aquellos procesos en los que el organismo utiliza los nutrientes que adquirimos a través de los alimentos y los aprovecha para mantener las funciones orgánicas del cuerpo.
PRODUCTOS VS. ALIMENTOS
Ahora bien, ¿todo lo que consumimos contiene nutrientes que nos aportan beneficios? La respuesta es no” y, poco o mucho, todos conocemos lo que consumimos y destaca por la poca calidad de sus nutrientes: productos ultra procesados, los ricos en azúcares, grasas saturadas, aditivos alimentarios, etc. Cuando reducimos el consumo de productos en nuestra dieta y potenciamos más los alimentos, nos acercamos a una alimentación rica en nutrientes que nos ayuda a mantener una buena salud.
Todo lo que consumimos contiene nutrientes que nos aportan beneficios? NO
Hace unas semanas, vi y leí en las redes sociales: “comemos tan mal que cuando comemos bien decimos que hacemos dieta”. Y bien, ¿qué me decís del concepto dieta?, ¿Qué os transmite esta palabra? Para la mayoría de nosotros, tiene connotaciones poco atractivas, como las de un momento no muy agradable, de duración temporal, que nos hace pasar hambre por las restricciones y prohibiciones de ciertos alimentos. Por eso, aunque soy dietista–nutricionista, no hablo ni utilizo nunca el concepto hacer dieta. Prefiero hablar de re-educación alimentaria o de cambio de hábitos alimentarios. Creo firmemente que tiene más peso y trascendencia para nuestra salud implementar unos buenos hábitos alimentarios, que sean perdurables en el tiempo y reeducar los que no nos beneficien, que el hacer dietas temporales o seguir las mal denominadas dietas milagro.
Conviene aclarar que la alimentación basada en la prevención de enfermedades es muy importante, aunque no es el único factor que hay que tener en cuenta, ya que tenemos una parte genética importante que determina las enfermedades que padeceremos a lo largo de la vida, así como nuestros hábitos de vida, el estrés, etc. Es vital acompañar los buenos hábitos alimentarios con una buena dosis de actividad física, cuidar nuestro bienestar emocional, evitar hábitos tóxicos, etc. La adquisición de buenos hábitos es importante ¡pero ello no significa que tengamos que ser inflexibles! A veces, una excesiva preocupación puede ser contraproducente, ya que es recomendable disfrutar también del momento en que nos alimentamos y ser flexibles dentro de nuestras posibilidades.
PEQUEÑOS CAMBIOS
La adquisición de buenos hábitos alimentarios comienza con pequeños cambios que nos lleven a ser más conscientes de lo que comemos. Está en nuestras manos decidir y elegir aquellos alimentos con los que queremos llenar nuestra cesta de la compra, organizar con la familia un buen menú semanal para nuestra casa, y también permitirnos algunas excepciones que queramos hacer, por ejemplo, el fin de semana.
Tomemos conciencia y determinación de cómo queremos nutrirnos. Sabemos que los alimentos intervienen en nuestro bienestar y, por lo tanto, hay que potenciar una alimentación rica en frutas y verduras, cereales integrales, legumbres y alimentos de temporada; también hemos de reducir las grasas saturadas, la carne roja y los embutidos, los azúcares y harinas refinadas tales como las que podemos encontrar, por ejemplo, en la bollería o en los cereales del desayuno.
¡Una buena nutrición comienza con una buena decisión!
Autora: Míriam Fagoaga
Este artículo ha sido publicado en el número 190 de la revista: Que aproveche
Acerca del autor
Ciutat Nova: Revista trimestral donde descubrimos y compartimos historias y proyectos inspiradores y cercanos para fortalecer #vínculos positivos. #diálogo