Entrevista con Ferran Barba Boada,

Cap del Servei d’Urbanisme de la Diputación de Barcelona

 

Me interesé al tema mientras preparaba el artículo “Ciudad, cambio climático, urbanismo: una nueva ruta” (Ciudad Nueva n.5/2021), y en lo específico cuando escuché la narración de Javier Muriel sobre “R-eco-nstruir en las periferias”. Me puse en contacto entones con Ferran Barba en cuanto actual coordinador del Servicio Urbanismo de la Diputación de Barcelona. Sus respuestas fueron extensas y no fue posible publicarlas en el espacio que me era destinado en la revista. Aquí se pueden leer, dada la importancia del tema.

 

¿Cuántos son los centros urbanos de la Diputació incluídos en el proyecto y desde cuando está en pie?

El proyecto se plantea como una iniciativa colectiva para promover en el conjunto de la corporación (Diputación de Barcelona) una nueva mirada en relación a los vacíos urbanos,Nace a partir de la crisis económica del 2008 (aluvión de espacios que quedan bloqueados y abandonados por la inviabilidad de materializarse los usos y actividades previstas –de acuerdo con el planeamiento urbanístico- para un determinado espacio o edificio) y, por tanto, con una lógica reparadora. Convierte así el problema relativo a la seguridad, insalubridad, marginalidad, etc. en una oportunidad, con propuestas innovadoras a corto plazo.

En https://www.diba.cat/es/web/espais-buits  pueden consultarse diversos materiales e informaciones relativas.  Algunas actuaciones en los últimos años:

  • Redacción de estudios de diagnóstico y estrategia urbana (a escala municipal o de barrio) en relación a los vacios urbanos en los municipios de Badalona, Terrassa, Vilanova i la Geltrú, Molins de Rei, La Garriga i Santa Margarida de Montbui
  • Redacción de estudios de activación de espacios concretos para los municipios de: Vic, Vilada, Matadepera, Òdena, Fonollosa, El Papiol, Súria, Sant Cugat Sesgarrigues, Monistrol de Calders, Sant Vicenç de Castellet, i Malgrat de Mar.
  • Subvenciones (ayudas económicas) durante los años 2014-15-16-17 para la implementación de proyectos específicos, correspondientes a un total de 81 ayudas, a beneficio de 58 municipios, por un importe total de 841.994€

No obstante, como se ha comentado, desde otros departamentos de la corporación y desde su ámbito de actuación especifico (medioambiente, equipamientos y espacio público, comercio, cultura, promoción económica, etc.) se da soporte a proyectos que inciden en este tipo de espacios y en la voluntad de su activación (huertos urbanos, locales comerciales, espacios de coworking, actividades culturales efímeras, etc.). (no se dispone de información agregada de la actividad conjunta de todos los departamentos).

 

¿Cuáles sus resultados principales?

Algunas reflexiones globales. Los proyectos de activación de vacíos urbanos (sean referidos a un espacio concreto o a una área urbana que incluya diversos espacios) plantean alternativas o propuestas a partir de una metodología de trabajo que incluye una doble perspectiva:

  • la identificación del espacio/espacios, sus características físicas(localización, dimensión, topografía, proximidades, etc.) y jurídicas (titularidad, cargas, etc.);
  • las necesidades o demandas pendientes de atención o satisfacción (planteadas desde la propia administración o con participación de entidades o ciudadanía).

La activación temporal plantea singularidades y problemáticas muy distintas según si se trata de espacios vacíos (solares, parcelas  o terrenos) o edificios ya construidos; y según si son de titularidad pública (de la propia administración) o privada (particulares, empresas, sociedades, etc.). El marco técnico y jurídico vigente está configurado en clave de actividades permanentes, que a menudo (especialmente en actuaciones sobre edificios construidos) comportan unos costes, procedimientos y calendarios incompatibles con las actividades temporales.

Desde nuestra visión, es interesante promover proyectos de activación con elevado contenido social, que vayan más allá de la mera cobertura de una simple necesidad por parte de la administración (ayuntamiento) promotora de la iniciativa.

Un tema central a incorporar desde el inicio de cualquier proyecto de activación temporal es la problemática que se plantea en el momento de recuperar el espacio para sus usos “permanentes“ y, en consecuencia, la necesidad de eliminar la actividad temporal o relocalizarla en otros espacios.

Los proyectos que aportan más valor son aquellos que abordan el tema a escala urbana (de barrio o municipal), planteándose su dinamización como una nueva política pública.

A tenor de la evolución del proyecto , se concluye que los usos temporales ya no representan una circunstancia accidental en el devenir de los espacios y edificios vacíos, sino que forman parte de la propia naturaleza de la sociedad. La gestión de lo efímero o de lo transitorio adquiere así carta de naturaleza en la evolución de los núcleos urbanos y, en consecuencia, debe incorporarse como una forma más de los procesos de transformación o renovación. En este sentido deben también evolucionar los mecanismos que inciden en la transformación de la ciudad (regulación urbanística, autorización de actividades, normativas técnicas, régimen jurídico, gestión de responsabilidades, etc.).

¿De qué manera los ciudadanos participan en el proyecto?

El grado de participación depende de las propias voluntades del ente local, y del tipo de espacio que se pretenda dinamizar.

Puede plantearse de formas muy diversas, en cuanto a destinatarios (ciudadanía en general, colectivos organizados, sectores específicos interesados, etc.), formatos (talleres o sesiones presenciales, espacios participativas on line, etc.), estados del proceso (en fase de diagnostico o en fase de propuestas) y a nivel de incidencia en el proceso (informativo, consultivo, o coproductivo). En cualquier caso, es fundamental clarificar desde el inicio las condiciones del proceso participativo: objetivos y límites.

Proyectos de este tipo representan una nueva forma de relación entre administración y ciudadanía, rompiendo los roles jerárquicos tradicionales y apostando por una acción colaborativa, donde todos los agentes intervienen de forma conjunta, con sus roles específicos, en bien del interés común.

Añadir que, en los últimos años, la proliferación de muchas iniciativas de “presupuestos participativos” incluyen propuestas que entroncan en muchos aspectos con la lógica del proyecto relativo a la activación temporal de vacíos urbanos..

¿Cómo se beneficia la convivencia entre los ciudadanos de estos proyectos?

En un doble sentido. Por un lado, por los resultados concretos de la dinamización de los espacios, con actividades y servicios antes inexistentes. Por otro lado, por las dinámicas inherentes al proyecto, ya que se activan procesos de empoderamiento de la ciudadanía, a través de su implicación en la conceptualización, materialización y gestión de los proyectos. Además los espacios configurados de esta manera tienen un alto nivel de aceptación ciudadana, sobretodo, si son los propios vecinos o entidades los que participan en su gestión ordinaria.


Autora: Victoria Gómez @Victoria_GomezR


 

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