Los orígenes, las circunstancias, las relaciones, las oportunidades y las dificultades, acaban por tejer un viaje vital. Un viaje que condiciona y está condicionado por el trabajo y los estudios. Un viaje que tiene los principios y los valores por motor.

 

Primer dia

“Como veo que soy el único alumno de piel negra, trataré de dejar el listón bien alto”. Esta va a ser la declaración de principios de un joven de 25 años que comenzaba el grado superior de Gestión comercial y márquetin en un instituto de Gerona. Iba con traje y corbata porque había decidido que “has de parecer lo que quieres llegar a ser” y él se dedicaría al marketing.

No tardaran en descubrir en el instituto que Sally no era un alumno especial por su color o por la corbata, ni siquiera por la nota de 10,5, en la prueba de acceso. Resulta que llegaba a clase después de toda una noche trabajando en el matadero. “Y nunca va a pedir permiso para no venir a clase, ni siquiera para entregar un trabajo el día después”–explica un profesor del instituto”

Sally era y es único por su tenacidad e integridad. “Fueron dos años complicados” explica aquel muchacho que había nacido en Pithiana, un pequeño poblado de Senegal, y si dejó el listón bien alto fue seguramente porque hacía tiempo que había aprendido que los obstáculos pueden servir de palanca.

 

Flashback

La primera piedra en su camino casi ni la va a ver porque su padre viene a Cataluña cuando él había cumplido los dos años. La madre seguirá el mismo camino 6 años después. Con 8 años irá a la escuela a la ciudad y allí va a descubrir que las palabras también se podían escribir y que  no está permitido hablar en su lengua. ¡Esta piedra sí que la va a ver! Se va a hartar de llorar, pero ya dejaba ver su fortaleza y en el segundo curso ya era el primero de la clase.

Al cumpliros 18 años salió del país para poder tejer una relación con su padre. Se habían visto algún verano, pero –nos cuenta– aquello “no era una relación entre padre e hijo”. Y lo van a conseguir. Actualmente viven cerca el uno del otro y cada día se llaman a las 10:30.

La llegada a Europa va a ser un nuevo obstáculo–palanca. “Aunque si los últimos años había vivido en la segunda ciudad más grande de mi país, aquí todo me chocaba. Nunca había visto tantas caras blancas juntas, ni barreras que se levantan solas para dejar pasar un coche cuando pones una moneda dentro de una máquina”.

Como todo el mundo le decía que él servía para estudiar, lo va a intentar, pero el idioma y la edad no se lo ponían fácil por lo que comienza a trabajar y a vestir como todos los jóvenes de su edad, “con pantalones de rapero” –dice–. Al cabo de un tiempo ya trabajaba en el matadero, de 7 de la tarde a 5 de la mañana, o hasta que acabase el trabajo. Una cabezada, un café y a clase.

 

El sueño

Sí, durante aquellos dos años estudiando de día y trabajando de noche, su carácter continuará forjándose. Con el título en la mano y, sin vida nocturna, su capacidad de trabajo, de adaptación y de colaboración le va a convertir en un excelente profesional del marketing y el traje y la corbata ya no mostraban “lo que quería ser”. Pero el sueño lo llevaba más lejos, a trabajar por cuenta propia. Lo tenía claro, pero era arriesgado porque tenía compromisos familiares, tanto aquí como en Senegal, pero él lo quería hacer.

En el 2017 un nuevo obstáculo lo va a remover cuando su hermana pequeña va a morir inesperadamente. Todo se va a tambalear y la consciencia de que “la vida es un suspiro” lo va a empujar a hacer realidad su sueño profesional. El nuevo obstáculo servía de palanca y en enero de 2018 nace Ok Márquetin.

 

Tres Valores

Viniendo de alguien que se gana la vida ayudando a vender, la solidez que rezuman las palabras de Sally se valoran todavía más. El estereotipo del vendedor como alguien que te puede engañar se desvanece con un “nosotros no vendemos humo” que muestra los principios que le guían: honestidad, responsabilidad y, como buen musulmán, ser buena persona.

Parecen muy sencillos, pero… ¿se puede sobrevivir en el mundo líquido del márquetin actual con unos principios sólidos como estos? Sally lo tiene bien claro: “Nuestro valor es la fidelidad de los clientes. Cuando llegan, a veces los hemos de frenar para que entiendan que con tener una buena campaña publicitaria no se pueden alcanzar los objetivos que se desean tan fácilmente ni tan de prisa como se imaginan”. En el mundo de las fake news y de la postverdad, asume el riesgo de decir la verdad; en un mundo de likes y clicbaits, asume el riesgo de no decir sencillamente lo que el cliente quiere oír de entrada. ¡Y funciona!

 

Competir vs colaborar

Este estilo que va contracorriente también se capta cuando, en un mundo regido por la competencia, se apuesta por la colaboración. “La competencia saca lo peor de nosotros” –explica– y siempre alguien acaba perdiendo. Con la colaboración, entre otros beneficios, todos aprendemos más y el resultado global es mejor. Mira, es el primer cliente de Ok Márketing y era la empresa de la que se va a marchar para ponerse por su cuenta. Y todavía comparten conocimientos”.

Podemos concluir entonces que “compartir” es el verbo que ha movido toda la vida de Sally, desde que va a nacer en un pequeño pueblo sin letras hasta ser el actual experto en marketing. Compartir, que implica valorar las relaciones con los demás por encima de todo. Compartir, el único márquetin que “trae cuenta”.


Este artículo se ha publicado en el número 188 de la revista: ¡Qué trabajos!

 

Acerca del autor

Ciutat Nova: Revista trimestral donde descubrimos y compartimos historias y proyectos inspiradores y cercanos para fortalecer #vínculos positivos. #diálogo

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