La tercera sobremesa tuvo también que cambiar las servilletas de papel y la taza de café por pantallas, micros y auriculares, pero, a estas alturas, ya todos los participantes dominan sobradamente el nuevo medio. Las herramientas virtuales sirvieron para hablar de fronteras y barreras de todo tipo: administrativas, ideológicas, económicas. Incluso llegó a plantearse si las fronteras –tal como las entendemos– son imprescindibles. Aquí tenéis algunas pinceladas.
Dada la complejidad de la cuestión migratoria, el moderador de esta sesión, Fortunat, quiso evitar un debate que tan sólo fuera criticador y propuso al grupo una sobremesa que fuera fácil de digerir y que comenzara con algunas vivencias personales.
1. HISTORIAS PERSONALES
Ada: Un día, iba en el metro con una amiga mía y el revisor nos tomó a las dos por extranjeras. A mí –que soy rubia y de piel blanca–, me trató con mucha educación pero mi amiga fue tratada como sospechosa. Constaté que socialmente hay buenos y malos inmigrantes.
Yukiko: En Londres, todos pueden ser londinenses y en algunos países donde he vivido, como Canadá, se considera motivo de orgullo nacional ser un país de inmigrantes, pero no es así en todas partes. Por mis facciones de japonesa, aquí, la gente me ubica de diferentes maneras según el barrio por donde paso. A veces, me ven como una turista japonesa más, pero, otras veces, se piensan que hago trabajos de limpieza. Lo noto por el trato que recibo y… es interesante –a veces, también incómodo –conocer un país desde diferentes vertientes.
Fortunat: He descubierto que, según como me visto, por mi piel oscura, se dirigen a mí en idiomas diferentes. Cuando voy con camisa, me toman por un expatriado que trabaja en alguna empresa multinacional y me hablan en inglés, pero cuando me visto de forma informal me hablan en castellano.
Amparo: esto es digno de todo un análisis sociolingüístico.
Ada
Los migrantes no se marchan de su país únicamente para “buscar una vida mejor”, son expulsados, y simplemente buscan una vida.
Amparo
Cuando conoces un caso de petición de asilo en primera persona, las dificultades burocráticas que descubres te hacen concluir que más bien parecen trampas legislativas.
2. ACTITUDES Y PERCEPCIONES
Fortunat: ¿Cómo se entiende el éxito de campañas del tipo “los inmigrantes vienen a robarnos el trabajo” siendo que los datos demuestran que no lo es?
Olympia: La derecha incendiaria toma un hecho –real o no–, lo tergiversa y elabora un discurso xenófobo y racista. Si te lo miras desde un punto de vista economicista –la visión ortodoxa de la economía que lo explica todo según la oferta y la demanda–, te llegas a creer que si entra más gente los salarios bajan. Pero este razonamiento es tramposo porque muchas personas inmigradas cogen los trabajos que nosotros no queremos hacer y además, si son irregulares, no computan en los datos que se publican.
Ada: La extrema derecha ataca a los inmigrantes porque es un colectivo vulnerable, que no tiene facilidades para hacerse oír, pero no dice que necesitamos gente para poder pagar las pensiones.
Pau: La sociología nos ayuda a comprender algunas dinámicas cuando distingue entre nosotros (intra-grupo) y ellos (extra-grupo), personas desconocidas que nos generan miedos y alimentan este tipo de discursos.
Amparo: Este nosotros tendría que ser mucho más amplio porque más allá de nuestras fronteras hay un denominador común del género humano, más fuerte. Al final, todo pasa por una relación de tú a tú, por establecer vínculos personales. Mi experiencia es que cuando conoces en primera persona el sufrimiento de algunos migrantes, les pones nombres y apellidos y sus historias pasan a formar parte de ti misma, a veces, oyes comentarios sobre la inmigración que te hacen daño.
Olympia
No se puede hacer “romanticismo” con la situación de violencia institucional y económica que sufren las personas migradas. Una cierta mirada paternalista desde los privilegiados puede acabar revictimizando.
3. POLÍTICAES MIGRATORIAS
Fortunat: Se han criticado las políticas migratorias españolas y europeas argumentando que, al final, lo que se pretende es cerrar las fronteras, y que dan prioridad a la aportación económica de los inmigrantes y no a sus situaciones personales. ¿Qué pensamos sobre esto?
Yukiko: Conozco el caso de una persona que tuvo que huir del Paquistán, acusada de blasfemia por haberse declarado cristiana. Llegó a España a escondidas, pensando que los trámites de asilo eran más cortos que en otros países, pero resulta que para obtener el permiso de asilo tenía que hacer un proceso imposible: demostrar con evidencias escritas la amenaza que tenía en su país. ¿Y cómo puedes demostrar eso sin volver allí? Tienes que arriesgar la vida para poder demostrar la acusación. Constaté que hay mucha diferencia entre la ley y la realidad.
Pau: Sí, hay que examinar qué es lo que un estado prioriza: ¿la economía o las personas? Si en Europa decimos que lo que nos importa son las personas, primero tenemos que simplificar la burocracia, que funciona como una jaula de hierro que impide actuar con la flexibilidad que requiere priorizar a las personas.
Ada: En esta línea, yo pienso que los estados no están preparados para entender que las personas no somos de un lugar o de otro, sino del mundo.
Señora ministra
La sobremesa se concluyó con un intercambio de correspondencia imaginario entre personas migradas y la ministra de Asuntos Exteriores. Aquí tenéis una muestra.
Pau:
Se me dice, señora ministra, que soy un trotamundos y un sintecho y en mi condición como apátrida se me deniega el acceso a este país, España. Pero quería preguntarle, señora ministra, ¿qué es España? ¿Una tierra tal vez? ¿Acaso no es un trozo más de tierra de este planeta? Entonces pues, ¿Qué distingue a España del resto del mundo? ¿La población tal vez? ¿Acaso no somos todos ciudadanos de un mismo planeta y seres de la misma especie? Si no es un trozo de tierra, y si no es la ciudadanía lo que distingue a España, solo nos queda una respuesta: las fronteras. ¿Acaso no son las fronteras otra cosa que una invención humana? Por la ficción de un imaginario, por las líneas sobre un mapa que, con escuadra y cartabón, se han dibujado es por lo que a mí no se me permite entrar a España.
¿Necesitamos estas fronteras?
Yukiko
Recuerdo que, cuando estudiaba la globalización, había una escuela de pensamiento que proponía eliminar las fronteras. A nivel regional –como en el espacio Shengen de la UE– hay unos cuantos países con libertad de movimientos, y los estudios dicen que eso va bien. Los países ricos suelen cerrar las fronteras para mantener su nivel de vida, en cambio, los países pobres las abren. Pienso en las ventajas y los inconvenientes de las fronteras y me pregunto ¿por qué no se puede hacer a nivel mundial lo que ya existe entre muchos países de la UE?
Artículo publicado en la revista Ciutat Nova 183, verano 2020.
Acerca del autor
Tras una amplia experiencia en el mundo de la enseñanza, actualmente está en la dirección de la revista Ciutat Nova.